La eternamente Villa Nueva de San Gregorio de Portoviejo será eso: nueva por siempre; en temas de carreteras, que quede claro. Todos los días el conductor está pendiente de las novedades del asfalto herido, esas llagas las llevan todos los ciudadanos. Salir a dar un paseo en automóvil es poner sal en la herida, valga decir que los portovejenses son las personas más valientes del país.
Yo fui portovejense, de corazón, ya me da vergüenza decir que soy de Portoviejo, una ciudad que no progresa en nada, salvo un par de edificios nuevos que para la cantidad de años de existencia de Portoviejo aquello resulta una burla al tiempo, ¿hasta cuándo los que por fe se consideran ciudadanos del valle van a ostentar como soberanos la corona triunfal en cualquier colina? Apenas llevan la diadema harapienta del fracaso político.
Los burros amarillos, hablo de los taxis no de los que ganaron las últimas elecciones para prefecto y alcalde de una provincia y ciudad perdida, los burros amarillos marchan cojos de tanto andar: jinete no hay camino, se hace camino con honestidad; jinete no hay carreteras, se hace carreteras con honestidad, entiende eso taxista que crees que la reina mayor de la ciudad tiene sacrosantas manos porque así lo dictan sus brillosos ojos verdes, ese color no es más que el fiel reflejo de lo que alimenta el ego consumista, o quizá así se tornan las pupilas de tanto flash que reciben.
Caminar por las calles de de la Ciudad de los Reales Tamarindos es un peligro y una fascinación, para muestra un botón: hay que ir por la calle América, da terror siendo un observador objetivo, lo contrario hace pensar que caminamos en la superficie lunar o en una roca formada de basura estelar, igual da terror, ni la fascinación ayuda a alegrar la tristeza vial. La avenida Universitaria tiene abismos, la avenida del Ejército cráteres, para muestra efectiva todo los botones.
No hay carretera buena, eso lo dicen los jinetes de los burros amarillos, no hay progreso, eso lo dicen las gentes que han retornado a Portoviejo luego de tantos años de ausencia. Ya hasta el nombre le cambiaron a mi ex ciudad, Portohueco la llaman, con eso todo cambia, esto será la Ciudad de los Reales Baches, Villa Nueva de San Desastre de Portohueco. El himno con la misma música empezará: A la Reina de trágica historia // Portoviejo maldita ciudad // con dolor canta el himno de muerte // de sus hijos la palabra final.
No es de sorprenderse, de seguro pasará si esto sigue así, y seguirá peor porque la alcaldesa llegó al límite de sus capacidades para gobernar.
Si estoy equivocado demuéstrelo señora alcaldesa y arregle todas las calles de la ciudad que me vio crecer y que yo la he visto retroceder, espero le alcance el tiempo para que las cosas que dice este votante arrepentido puedan pasar al ridículo de la historia, de lo contrario la inoperancia tocará fondo cuando termine su período administrativo.
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